Estos días hemos sufrido la pérdida de mi querido yayo, y a petición de algunos de mis familiares, publico esta entrada en mi blog sobre las palabras de despedida que pude dedicarle…
Creo que las palabras de homenaje a mi yayo que puedo ofrecer, son sobretodo los recuerdos de niñez que toda mi familia, que mis primos y yo hemos vivido o pasado a su lado. Todos hemos crecido disfrutando de su compañía, de su famoso picadillo, que nos preparaba para mojar pan duro del día anterior, de sus chistes sobre Quevedo, de sus frases célebres y personales, entre otras muchas cosas… como su famoso ‘bocao de la yegua‘ que vivimos en nuestras carnes yo y todos mis primos, de sus maratonianas caminatas en la Avda. Matadepera de Sabadell, avenida hacia arriba, avenida hacia abajo…
Y sí, es cierto que tenía su carácter, como todos. Pero un hombre que nació en 1914, que ha vivido una guerra y pasado por una post guerra, que ha tenido que huir de su país para no perder la vida y que ha luchado mucho por los suyos, tiene derecho a tener cierto carácter, ¿o no?.Pero si busco una palabra que realmente describa su personalidad, esa palabra sería júbilo. Siempre alegre, dispuesto a todos y con palabras llenas de gracia siempre en la boca. Recuerdo como repartía un caramelito a todo aquel que se encontraba en la calle, no sólo a los de su familia sino a todos, y en momentos señalados, cuando podía, te regalaba un billetito ínfimamente doblado y diciéndote al oído, susurrándote: ‘no se lo digas a nadie’… en fin, él era único y genuino, alguien de verdad.
Estos son momentos difíciles y muy amargos porque se nos va, pero en mi caso, estoy tranquilo porque tengo la firme convicción y creencia de que ahora mismo no sufre y está dormido sin sentir dolor alguno.
Hay un texto en la biblia muy bonito y tranquilizador que me gustaría compartir con vosotros, y que además nos ofrece Esperanza: Revelación capítulo 21 versículos 3 y 4 donde dice: «la tienda de Dios está con la humanidad, y el residirá con ellos y Dios mismo estará con ellos, y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado«.
Su muerte nos debe ayudar a reflexionar sobre cómo usamos nuestra vida y cómo tratamos a los demás.Gracias te damos yayo por todo lo que nos has ofrecido en tu larga vida. Gracias a todos por estar aquí.Gracias especiales a mis tíos Conchi y Gaspar por estar dispuestos a cuidar a mi abuelo de forma abnegada durante años y porque me han puesto un gran ejemplo a seguir.Gracias a mis otros tíos y primos también porque aunque la vida en ocasiones sólo nos junta para estos amargos momentos, todos demostramos el cariño y amor que ha de tener una verdadera familia.No te digo adiós yayo, te digo sólo descansa en paz y hasta pronto, porque tu recuerdo queda siempre vivo y grabado en mi corazón y en el corazón de todos tus familiares y amigos, tal y como también poseemos el recuerdo de la yaya. Seguro que Dios os tiene en su regazo.